Queridos lectores les saludo con mucho cariño, un día más, ya en el segundo mes del año. En esta ocasión quiero compartirles sobre algo que me ocurrió en estos días, lo cual me dejó mucha enseñanza.
Había hecho una reservación vía teléfono en una línea aérea, para mi esposo y para mi, para comprar luego los boletos con millas acumuladas con la tarjeta de crédito. Fui al banco respectivo para realizar la compra, pero la señorita que me atendió me dijo que la reservación no se había hecho correctamente, que debería tener una reserva separada para mi y otra para mi esposo, de tal manera que yo debería llamar de nuevo o bien ir personalmente a la oficina de la línea aérea.
Yo me incomodé un poco, porque cuando llamé no me lo hicieron saber y ahora implicaba perder un tiempo adicional, el cual era muy precioso para mí. Fui a la oficina de la línea aérea, donde rápidamente me atendieron y me cambiaron la reservación por dos separadas; luego regresé al banco para hacer la gestión de compra de los boletos.
Cuando ya me habían atendido y estaba por salir, divisé sentado en una de las sillas de espera a un señor, a quien yo necesitaba encontrar. Resulta que esta persona y su esposa me habían escrito un correo haciéndome una pregunta importante, la cual yo les respondí, pero el correo que yo envié me fue devuelto en varias ocasiones, debido a que la dirección tenía un error.
Me alegré mucho al verlo allí sentado, él se alegró más; le pude dar la información que él necesitaba y en general fue muy bueno haberlo visto. Mientras yo salía me quedé meditando… Si yo hubiera tenido correcta mi reservación y no hubiera tenido que volver, yo no me hubiera encontrado a este señor. Es decir que aún en medio de los supuestos errores, Dios tiene el control de todo. Puedo repetir que a los que amamos a Dios todas las cosas nos ayudan a bien.
Mi querido lector, puedes tener la certeza de que si tú amas a Dios, para ti Hay Una Esperanza, siempre Dios meterá Su mano y tornará todo para bien tuyo; todas las cosas obrarán a tu favor.
Te recomiendo que cuando algo parece haber salido mal, no te incomodes, no reniegues, pregúntate ¿Para qué? ¿Cuál será el propósito de Dios?, te aseguro que siempre encontrarás la razón por la cual ocurrió de tal o cual manera, porque el deseo del Señor siempre es bendecirte y manifestarse a tu vida.