Mis queridos lectores, es muy bueno estar una semana más conectados con ustedes, para compartirles experiencias que seguramente van a edificar sus vidas.
Quiero comentarles acerca de un mensaje que recibí de una amiga hace unos pocos días; ella me estaba hablando sobre el viaje que estaban realizado en ese momento y me escribió: “mi esposo y Jorge se piniaron y nos vamos a encontrar con él en nuestra ciudad de destino”.
Estuve meditando largo rato sobre lo que significaría la palabra “piniaron”, pensé que seguramente ella se había equivocado o que el celular desde el cual me escribió quizás había cambiado las letras.
Después de querer descifrarlo me di cuenta del significado; ella lo que quería decir era que su esposo y su amigo Jorge, se habían enviado mensajes a través de su celular Black Berry, usando el número de “pin” para el enlace de comunicación.
Me he quedado pensando en cómo se puede distorsionar el idioma inclusive, haciendo uso de modismos que se convierten en palabras aceptadas, pero que realmente no existen como tal. De esta manera, los que tienen un teléfono celular Black Berry, han creado una red social, o una argollita para comunicarse entre países, sin importar la distancia y sin tener que pagar nada adicional por ello. De igual manera lo hacen los que usan I-Phone o Android.
Así mismo, o mejor que eso, hay un distintivo en todos los que hemos creído en nuestro Señor Jesucristo, nuestro emblema es la cobertura de la Sangre del Cordero sobre nosotros.
Cuando el Padre nos ve, ve la sangre de Su Hijo. Cuando queremos conversar con el Padre, tenemos un código, un pin, una forma de identificarnos con Él; el Padre nos reconoce como Sus hijos muy amados, nos responde de inmediato, tenemos no solamente comunicación, sino también comunión con Él. Por si fuera poco, no tenemos que pagar nada para obtener su atención, porque ya Cristo lo pagó todo por nosotros.
Dios no hace acepción de personas, ni excluye a nadie, el deseo de Él es que todos nos acerquemos confiadamente a Su Trono; sin embargo, no todos se acercan, no todos le hablan, no todos le escuchan.
Mi querido lector, para ti Hay Una Esperanza, hoy puede ser tu día de gracia, en que seas escuchado en los cielos y tú puedas conectarte gratuitamente con el Dador de la vida, con tu Creador, tu Salvador. Solamente tienes que abrir tu corazón y Él se acercará; si le recibes hoy mismo, la Sangre del Señor Jesucristo te limpiará, te justificará y te identificará.
