En cierta ocasión, hace varios años ya, el ministro de educación envió al supervisor departamental de Choluteca un telegrama que decía: "Juntémonos en Choluteca mañana", sin embargo, el supervisor recibió el siguiente mensaje: "Junte monos en Choluteca mañana" y el noble mentor comenzó a comprar y a reclutar cuanto mono encontró en los parajes del sur.
En otra oportunidad, nos visitaría en Choluteca, Honduras una muy buena amiga de mi madre que para entonces vivía en México, donde la temperatura baja mucho. Mi mamá queriendo prevenirle sobre el clima tan contrastante que encontraría en Choluteca y para que ella trajera la ropa adecuada, le envió un cablegrama que decía: "Esto aquí es un infierno". El mensaje fue transcrito: "Esto aquí es un invierno", por lo cual ella trajo consigo la ropa y abrigos más gruesos que pudo encontrar.
Cuánta importancia tiene la comunicación en cada paso de nuestro existir; y sin embargo, cuanta perversión hay en ésta área. Hay personas que hablan mucho pero comunican poco, a la vez que otros en pocas palabras comunican mucho. La comunicación eficaz estriba en que el receptor y entienda exactamente lo que queremos expresarle, no importa los medios que para ello tengamos que usar.
Muy a menudo nos encontramos pensando en lo que el otro cree que nosotros pensamos; cuando nos atrevemos a indagar, a profundizar en el asunto o simplemente cuando se nos ocurre un día preguntarle al otro lo que cree al respecto, nos damos cuenta que nuestra suposición estaba alejada de la realidad en la mente de la otra persona.
La imaginación llega a veces al extremo de la elucubración, deducción y cuanta situación exagerada podamos pensar; dañándose la verdadera comunicación, pues a veces no entendemos lo que la otra persona intenta comunicarnos o explicarnos, por estar entretenidos en nuestra propia suposición.
Nuestro estado anímico influye mucho en la comunicación; cuantas veces nuestro interlocutor nos dijo algo, pero nosotros lo entendimos de forma contraria o distorsionada, tan sólo porque en ese momento estábamos deprimidos o enojados, con ira, o quizás preocupados por muchas cosas más.
Quizás mi querido lector, en este momento usted está identificándose con esta lectura y está pensando ahora mismo en una serie de circunstancias y situaciones en las que usted malinterpretó mensajes o palabras. Es posible que la situación haya llegado al extremo de provocar problemas familiares o de trabajo; tal vez se desencadenaron consecuencias muy serias, que le hayan costado hasta su matrimonio.
En este tema, ¡Qué importante es llegar a adquirir la mente de Cristo! tener limpio el canal del alma, de la mente y los sentimientos, para que no exista contaminación ni distorsión, tanto en la recepción como en la transmisión.
Si usted reconoce hoy que necesita ser limpiado interiormente, para lograr una verdadera y genuina comunicación, ahora mismo pídaselo al Señor Jesús.