Vivimos en un mundo de apariencias, irreal. El pobre quiere aparentar ser rico, el que está deprimido aparenta estar alegre, el que está arruinado quiere vivir del recuerdo o el “status” ancestral, el insatisfecho aparenta ser feliz.
La fantasía fina se vende a montones porque las mujeres buscan joyas y adornos que aparenten ser oro o diamantes. Se venden las fajas elásticas para el cuerpo, porque las gorditas quieren aparentar estar delgadas. Las modas más vendibles son aquellas que "hacen verse más delgada"; o se escogen los estilos de peinado que hagan a la mujer ver más joven.
Los cirujanos plásticos llenan su agenda con mujeres que necesitan cirugía facial para aparentar menos edad.
Cuando nos movemos en ese mundo en donde no todo lo que brilla es oro, ni toda ave que vuela es paloma, nos preguntamos ¿Qué es lo real? Dentro de nosotros mismos... ¿Qué es genuino y qué es ficticio, qué es apariencia o vanidad y qué es verdadero?
La humanidad durante siglos se ha afanado a través de filosofías y religiones, en buscar la verdad, lo real; pero lo sigue buscando a través de formas aparentes.
Es posible que usted que está leyendo esta página en este momento, esté meditando y se dé cuenta que su matrimonio es pura apariencia delante de sus suegros y amistades, pero que en lo íntimo, está destrozado.
Probablemente si usted es aún estudiante, esté pensando ahora mismo, que usted ha estado aparentando con sus padres ser un estudiante dedicado, que ya va a culminar su carrera, cuando la realidad es que lleva tercer año y hace seis que está en la universidad.
Tal vez su familia piensa que ustedes un joven responsable, recto, educado, sin vicios, irreprensible, cuando realmente usted ha estado sumido en alcoholismo, marihuana o cocaína, pero usa la excusa de no querer hacerles daño, para seguir aparentando.
Si usted considera que su vida es una apariencia, si está cansado de fingir y anhela encontrar la verdad...Jesucristo es la verdad; El es su verdad, recíbala hoy.
