TEMAS DE OPINIÓN

La Herencia

Julio 24, 2012


Muchos y cariñosos saludos para ustedes mis queridos lectores; estoy de nuevo con ustedes una semana mas, para compartirles de las experiencias diarias que siempre nos dejan una importante enseñanza. La semana pasada nos encontrábamos en una cena de celebración de cumpleaños de un joven a quien queremos mucho; a la par mía, en la misma mesa se encontraba una señora que también es muy cercana a nosotros.  En determinado momento la conversación giró en torno a los hijos, a lo que ella comentó que su hija mayor era una joven sumamente especial y dulce, haciendo una breve descripción de sus virtudes, sin embargo cuando se refirió a la hija menor, hizo un gesto de desagrado y no dijo mucho, pero con su cara expresó bastante. Sabiendo yo que esta joven tiene muchas características similares a las de su madre, le pregunté: ¿Y a quién salió ella?  La madre sabía a qué yo me estaba refiriendo y ella sonriendo solamente dijo: ¡Pues yo no sé! ¿Sabía usted mi querido lector que el temperamento es heredado, pero que puede ser sometido y modificado cuando la persona nace de nuevo? ¿Sabía usted mi querido lector que existe la iniquidad generacional, es decir la fuente o esencia de maldad que da a luz el pecado, la cual se transfiere de una generación a la otra? Pero lo más importante que usted necesita saber es que cuando uno nace de nuevo porque le abrió el corazón al Señor, tiene autoridad para cortar esa transmisión de rasgos malignos específicos y particulares. Entonces necesito que sepan que para cada uno de nosotros Hay Una Esperanza, de no ver reflejados en nuestros hijos los gestos, actitudes y acciones de maldad que hemos aborrecido en nosotros mismos.  En Dios recibimos la luz necesaria para ver las áreas nuestras que reflejan el pecado de nuestros padres y nuestros abuelos; no para esperar que se cumpla en nosotros, sino para tomar autoridad y cortar esa herencia, ese legado de maldad, esperando una genética espiritual totalmente nueva. Esto es cierto no solamente para los rasgos de temperamento o personalidad, también es verdad para las enfermedades hereditarias.  Nosotros podemos detener la maldición generacional de cáncer, o de diabetes, o de hipertensión; solamente necesitamos creer que la Palabra de Dios es verdadera. O sea mis queridos lectores, que en Dios siempre Hay Una Esperanza de vivir de manera diferente, en salud, en sanidad del corazón, en prosperidad, en alegría y bendición. Esto es tan sencillo, que parece imposible; solamente necesitamos reconocer que sin Dios no podemos hacer nada de lo que ha sido determinado para nosotros.  Pero con Dios todo es posible, haremos proezas, pero sobre todo viviremos para cumplir el destino para el cual nacimos, agrando al Creador y Padre en todo nuestro diario vivir.

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