Queridos lectores de esta su columna, es muy bueno estar de nuevo con ustedes, como cada semana. Les quiero comentar acerca de un anciano, un hombre de más de ochenta años, muy conocido en la ciudad donde vive.
Este hombre es un profesional, que hasta hace poco tiempo ejercía su carrera. Cuando era joven, era muy jovial, contaba chistes y hacía bromas, pero sobre todo le gustaba relatar las anécdotas de sus años mozos.
Hace unos pocos años, él fue perdiendo el sentido del oído, pero también, con los años, también fue perdiendo la memoria a mediano plazo. Otro detalle interesante es que en su juventud fue muy exigente en cuanto al horario de las comidas, la temperatura de ellas, el acompañamiento de tortillas recién echadas en el comal y otros detalles.
Pero hoy día, es como si hubiera vuelto a ser un niño; él refleja mucha paz, se satisface con poco o con casi nada; su deleite es cortar frutos de los árboles. Ha olvidado los nombres de los hijos y las personas cercanas, pero en medio de todo esto, se le ve una quietud enorme, como si nada de esta tierra lograra perturbarlo.
Cuan interesante es el curso de la vida y cuan particular es el proceso de cada uno, pues este hombre además de permanecer muy saludable físicamente, también mantiene la salud mental, no hay nada que le preocupe ni le atormente. Podemos decir que está viviendo una vejez feliz.
Yo no sé como tú esperas vivir tu vejez, pero yo te digo que tanto para ti como para mi “Hay Una Esperanza”, esperanza de vivir largura de años, pero sobre todo de vivir años con calidad, en que no haya ninguna situación que nos impida ser felices en nuestros últimos días sobre la tierra.
El deseo de Dios es que nosotros disfrutemos cada día y cada instante, hasta terminar nuestro paso por este mundo; pero sobre todo, que aprendamos a vivir en el orden divino, para que nos aseguremos que la eternidad la disfrutaremos muy bien. Es hermoso ver a un anciano que sabe que ha cumplido su curso en la tierra, que tiene paz porque se siente preparado para emprender el siguiente viaje.
Mi querido lector, yo te invito a comenzar a prepararte mientras tienes memoria y conciencia de tus actos, mientras tienes facultades mentales para tomar las decisiones sabias y correctas. Hoy puede ser el día que marque le resto de tu vida.