Mis queridos lectores les saludo este día y declaro lo mejor para sus vidas.
Quiero comentarles sobre una situación que ha estado ocurriendo en estos días precisamente. Mi esposo y yo tenemos una hija adoptiva, quien llegó a nosotros desee las montañas de Comayagua, Honduras, vivió con nosotros durante catorce años y salió de nuestra casa para casarse con un joven mexicano, recibiendo la bendición de Dios y la nuestra en su boda.
Posteriormente ellos se trasladaron a vivir al estado de Tabasco en México, cerca de los parientes de él; Dios los ha bendecido con tres hijitos, el mayor es un varón y luego una pareja de gemelitas. Ellos sirven al Señor y recientemente iniciaron una obra en la ciudad de Cunduacán.
Hace unos pocos días recibimos la noticia de que él había contraído dengue hemorrágico, al principio los médicos pensaron que se trataba de hepatitis, pero el diagnóstico fue confirmado cuando comenzó a sangrar por la nariz, por la orina, las heces, e inclusive tuvo un sangrado interno en su cabeza, es decir un derrame cerebral.
Han sido días de mucha lucha, incertidumbre, presión y demás… llegó al punto en que lo ingresaron en Cuidados Intensivos ya que no podía respirar espontáneamente y tuvieron que intubarlo y conectarlo a un respirador artificial.
En todo tiempo, nuestra hija ha estado aferrada a la promesa del Señor, declarando la Palabra de vida; constantemente me dice que ella sabe que su esposo aun no ha cumplido el propósito de Dios en esta tierra, que por lo tanto no es hora para él de partir todavía; ha peleado espiritualmente como una leona, para arrancar a su esposo de las garras de la muerte.
Los resultados han sido buenos y progresivos, milagrosamente lograron desconectarlo del respirador artificial, pudiendo ya él respirar por sí mismo; ya hoy su organismo comenzó a producir sus propias plaquetas. Ya cobró conciencia, pudo hablar, reconocer y de manera sobrenatural no experimentó daño neurológico ni efectos en su cerebro.
Los que les amamos seguimos declarando que la Palabra de Dios es vida, que puede sobrepasar los límites de las fronteras, la distancia, el tiempo y todo lo humano y terrenal. El médico le dijo: “No cabe duda que lo que te tiene vivo son las oraciones de tus hermanos”.
Yo sé y quiero que tú sepas mi querido lector que en Dios siempre Hay Una Esperanza. Nosotros seguimos con la esperanza viva de que este varón va a restablecerse completamente, para dar testimonio al mundo del amor de Dios y Su inmenso poder.
Mi querido lector si tú tienes una situación que te parece imposible de resolver, te aseguro que para ti Hay Una Esperanza, cree en el Dios Todopoderoso, declara Su voluntad sobre la situación y verás la respuesta; cuando eso ocurra, no olvides darle el mérito al Señor de lo imposible.