Los cambios económicos, la presión que éstos ejercen sobre los habitantes, la escasez de energía, la deforestación, la contaminación ambiental, el desempleo, hacen que la gente comience a tomar decisiones que le permitan seguir desarrollando su modo de vida en forma más o menos cómoda.
Sin embargo, a veces nos parece escuchar opiniones o decisiones encontradas. Mientras los habitantes de las montañas y del campo, viajan a las ciudades en busca de un futuro mejor; los de las ciudades están enrolándose en barcos o yéndose mojados hacia los Estados Unidos en busca también de un mejor derrotero. Lo simpático es que al mismo tiempo, algunos ciudadanos americanos buscando paz, calma y tranquilidad, emigran hacia Costa Rica u otros países centroamericanos.
Más contrastante aun es el hecho de que muchos empresarios y hombres de negocios, quieren deshacerse de todo para buscar la montaña o el campo; para tener una vida donde ya no escuchen el teléfono, ni reciban mensajes por fax, de ser posible, donde no llegue el ruido de los aviones y mucho menos las noticias sobre la banca internacional y la bolsa de valores.
En este momento en que la energía eléctrica está haciendo mella en la economía e industria, muchos están decidiendo comprar generadores; otros están esperando que se instalen plantas térmicas en el país, y muchos más simplemente esperan un cambio milagroso.
Mi pregunta es: ¿Y usted hacia dónde va? En otras palabras, si usted quisiera vivir aquello de... ¿A dónde vas Vicente? donde va toda la gente; entraría en terrible confusión, ya que toda la gente va en direcciones opuestas y sentidos contrarios.
Una vez le preguntaron a Jesús: ¿Y tú a dónde vas? El sin vacilar contestó: VOY AL PADRE. Que bueno sería que nosotros tuviésemos esa misma convicción de que vamos también a Él, no importa lo que encontremos a medio camino, pero que el destino sea ÉL.
En este momento de tanta inquietud y conmoción, aun de caos e inestabilidad; lo importante no es si va al campo o a la ciudad, si compra un generador o vende su negocio; si cambia su dinero a dólares o si invierte en bienes y raíces. No importa si va al norte o al sur; pero importa que sepa a donde le conduce el fin de su sendero, o que camino está recorriendo, si el de VIDA o el de muerte.
Si usted necesita estar seguro hacia donde va, sólo el Espíritu Santo puede mostrárselo; Dios ha dicho que El escogerá el sendero de los que le temen.