Mis queridos lectores, es un verdadero gusto saludarles nuevamente a través de esta su columna semanal, por medio de la cual le transmitimos bendición y consejo para la vida.
Quiero comentarles que volvimos recientemente de una gira misionera por Israel, de manera que en nuestro viaje de regreso, el cual hicimos via Londres, tuvimos la oportunidad de viajar hacia el País de Gales, donde se encuentra una de nuestras hijas prestando servicios como misionera en la ciudad de Cardiff. Esta es una de las ciudades donde en tiempos pasados explotó un avivamiento espiritual que marcó la historia, no obstante hoy día la situación es diferente.
Fue muy precioso ver a nuestra hija y abrazarla, pero sobre todo fue gratificante ver el corazón de ella en medio de las circunstancias. Ella es profesora de matemáticas, graduada en la Universidad Pedagógica de Honduras en San Pedro Sula, había ejercido su profesión durante varios años, lo cual disfruta mucho, pero sentía el llamado de Dios de servirle de la forma que lo hace ahora, por lo menos durante un año.
Ella muy especial, nos llevó a conocer el lugar donde vive y nos preparó desayuno, con mucho amor. En Honduras ella tiene su propio carro, pero allá anda en bus y caminando. En casa tiene una buena cama ortopédica, pero allá el colchón de su cama se hunde, debido al mucho uso. En casa tiene su habitación amueblada con baño privado, ahora comparte baño y a falta de tocador usa el planchador de ropa; en vez de escritorio tiene una mesita plegable. En casa tiene secadora para ropa, mientras que ahora debe colgarla bajo el frío y la lluvia, clamando a Dios que salga un poco de sol y algún día se seque.
En medio de todo esto, pudimos verla muy feliz, contenta y sin protestar por nada. Definitivamente podemos decir que el contentamiento del ser humano no depende de las cosas que posee, sino de la satisfacción del corazón. Realmente podemos ver que cuando el corazón de la persona desea agradar a Dios, siempre Hay Una Esperanza de vivir alegre y en paz.
Nos vinimos tan satisfechos al ver como las personas a su alrededor la aman y la aprecian; esto incluye a los niños, a los jóvenes y a los ancianos a quienes ella sirve.
Querido lector, te animo a conectar tu corazón al corazón de Dios, para hacer Su voluntad teniendo contentamiento y encontrar así la verdadera felicidad.
