TEMAS DE OPINIÓN

La Provisión del Padre

Diciembre 3, 2012


Queridos lectores me es grato escribirles una vez más, siempre deseando lo mejor para ustedes. Quiero comentarles acerca de un hombre cuyo ingreso depende de trabajos de reparación eléctrica que le llevan a su taller, o bien lo llaman para reparar a domicilio motores más grandes.  Este es un hombre que ama a Dios y sabe que su provisión viene de Él. En determinado momento no le llegaban trabajos, ni lo llamaban tampoco, por lo que le dije que oraríamos para que Dios lo bendijera; y así fue, Dios respondió y pronto él tenía su taller lleno de equipo para reparar.  Una tarde lo llamé para consultarle algo técnico y le pregunté si esa noche lo vería en la Iglesia, inmediatamente me dijo que no creía que podría ir, ya que tenía demasiado trabajo; entonces le recordé de donde provenía ese trabajo y que no olvidara darle honra y tiempo y adoración a Aquel que le había provisto su ingreso.  Esa noche lo busqué entre todas las personas, estaba su esposa pero no él, porque se había quedado trabajando. Pasaron unos pocos días y pareciera que después de eso se cerró la llave de la bendición. Muchas veces vamos a Dios porque necesitamos Su bendición, pero cuando la tenemos, se nos olvida que tenemos también un pacto de amor con Él, el cual hay que cumplir.  Si nos diéramos cuenta que realmente todo lo bueno viene del padre, que no necesariamente la prosperidad llega porque somos muy inteligentes ni porque lo merecemos, quizás cuidaríamos más nuestras actitudes y la honra debida a Su Nombre. Quizás tú mi querido lector, tú eres un hombre inteligente, trabajador, activo, diligente y todo lo bueno que se pudiera decir de ti; pero algo ocurre que no encuentras trabajo.  ¿Será que necesitas humillarte y reconocer que nada de eso funciona si el Dador de todas las cosas no abre Su mano para colmarte de bendición? Si en este momento te das cuenta de ello, para ti Hay Una Esperanza, la cual está basada en tu humillación y el reconocimiento de la grandeza, la misericordia y la soberanía de nuestro Dios, a Quien le debemos absolutamente todo lo que somos y tenemos. Te invito a escudriñar tu corazón hoy y rendirte delante de Él.

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