TEMAS DE OPINIÓN

Dios es mi Padre

Marzo 11, 2013


Queridos lectores de esta su columna Hay Una Esperanza,  es un gusto saludarles por este medio, para desearles mucha paz interior y salud integral. Quiero comentarles que en estos días hemos tenido la visita de una compañía de ballet, muy jóvenes todos, el mayor tiene veinticinco años; quienes a través de la danza, presentan obras que llevan consigo un mensaje dirigido a la conciencia de las personas, para que estas busquen a Dios. El bailarín más ágil de ellos es un joven asiático, me llamó la atención y me acerqué a él para preguntarle de donde era originario y demás…para mi sorpresa, él con mucha libertad me dijo: Yo nací en Filipinas, pero mis padres biológicos me regalaron y una pareja americana me adoptó. Este joven estaba lleno de gozo y paz cuando me respondió, no percibí ni un rastro de tristeza ni rechazo en él.  Le pregunté si había ido luego a visitar su país natal, me respondió con mucha tranquilidad que tiene otro hermano, el cual también fue regalado y adoptado por otra familia americana que vive en otro estado; que ellos se comunican y se han puesto de acuerdo para ir a Filipinas cuando su hermano termine sus estudios. Meditaba en la diferencia con un joven hondureño que conozco, el cual fue adoptado por padres que le amaron mucho y le dieron lo mejor, pero cuando el muchacho supo que esos no eran sus padres biológicos, entró en rebeldía y malestar contra ellos. Podemos preguntarnos ¿qué hace la diferencia? Que uno ha conocido la paternidad de Dios y el otro no.  Cuando Dios se nos ha revelado como el Padre Bueno, no habrá vacíos de afecto, ni señales de orfandad en nuestra vida.  Si tú no lo has conocido, para ti Hay Una Esperanza, hoy puedes encontrarte con El. Quiero comentarles que el Padre Dios también nos ha adoptado para hacernos hijos Suyos a través del sacrificio de Su Hijo Primogénito Jesucristo. Si recibimos esa adopción, entramos en un gozo inefable, donde nuestra identidad depende de esa paternidad divina con una genética superior. Quizás algunos de ustedes mis queridos lectores, han sido huérfanos o se han sentido así; tal vez no conocen a su padre o a su madre y hay un vacío profundo en su corazón.  Este es el día exacto y el momento correcto para abrir esa herida y permitir que el Señor nuestro Dios, Quien es amor, llene el vacío y sane las heridas.  Quiero invitarte a decirle al Padre que se manifieste hoy a tu vida, que le necesitas.  Si abres tu corazón y eres sincero con Él, respecto a tus necesidades, te aseguro que tu vida nunca más será la misma.

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