Queridos lectores de Hay Una Esperanza, me da mucho gusto saludarles y desear para ustedes lo mejor cada día.
En estos días recién pasados, estábamos terminando de almorzar en nuestra casa, con un invitado de los Estados Unidos, cuando de pronto la lámpara se comenzó a mecer de un lado a otro y seguidamente se estremeció la tierra y a su vez nuestra casa, escuchándose un ruido como tropel de caballos; sólo alcanzamos a expresar "en el Nombre de Jesús", era un terremoto que azotó la costa norte de Honduras.
Cerca de nuestra casa estaban varias personas reunidas en el templo, donde compartían alimentos; al experimentar esto, todos comenzaron a orar. Entre ellos estaba presente una Pastora, quien tiene una hija en silla de ruedas, la cual labora en un catorceavo piso de un edificio en San Pedro Sula; al momento alguien le preguntó ¿Cómo va a hacer su hija para bajar catorce pisos, ya que se paralizan los elevadores? Ella contestó: Solamente el Poder de Dios la puede ayudar. Humanamente es una razón de mucha preocupación, definitivamente no hay manera de resolver tal cosa, solamente Dios puede.
Mis queridos lectores, solamente Dios puede librarnos de situaciones ante las cuales nos sentimos impotentes. Muchas personas viven en terrible temor de ser asaltados, de ser secuestrados y ponen muchos sistemas de seguridad, pero solamente el Señor es nuestra cobertura plena.
Nuestra confianza debe estar puesta en nuestro Protector, en el Dador de la vida; no podemos confiar en la tecnología, aunque la usemos a nuestro favor. No podemos poner nuestra mirada en la guardia humana, aunque la contratemos. No podemos tener nuestra esperanza en que el precio de los productos va a bajar y el valor del dinero va a subir, aunque esto pueda ocurrir; nuestra confianza debe estar en Aquel que es el Dueño de todo el dinero y de todas las cosas.
Querido lector te digo que para ti Hay Una Esperanza, si pones tu mirada en el Dios que guarda tu vida y la de los tuyos; en el Señor que tiene en Sus manos tu futuro y el de tu familia.
Yo sé que no es fácil poner nuestra confianza en un Dios que no vemos, es más fácil ponerla en lo que si vemos; pero quiero decirte que aquello que no vemos, lo invisible, es eterno y es indestructible. No necesitas ver para creer, activa tu fe y cree solamente, él es tu Dios, tu Señor, tu Guardador, Quien está esperando que voluntariamente le confíes tu corazón, tu vida y tu destino. En El siempre podrás estar seguro.