Muchas y abundantes bendiciones a mis queridos lectores de Hay Una Esperanza, con el mejor deseo de que sean todos muy prosperados en cada una de las áreas de su vida personal y familiar.
Quiero comentarles acerca de un tiempo muy precioso que tuve en estos días recién pasados con los estudiantes del último año del Instituto Cristiano Bilingüe Sunshine. Estos son jóvenes de ambos sexos de edad alrededor de 17 años, quienes me invitaron a través de su maestra de la clase de Español, a un “Desayuno Literario”. Ellos habían escogido leer un libro de bolsillo, del cual yo soy la autora, por lo que querían compartir conmigo, comentar sobre ello y hacerme preguntas acerca del contenido del libro, cuyo título es “Para las Madres”.
Fue sorprendente ver como estos jóvenes, en su mayoría habían absorbido la esencia del libro, sus preguntas fueron muy interesantes y precisas; sobre todo pude apreciar que ellos habían sido motivados en su posición de hijos, para entender mejor a sus padres y aún para cambiar actitudes respecto a su familia.
Una de las preguntas formuladas por ejemplo fue ¿Qué le aconsejaría usted a las madres que hagan para que sus hijos no se vayan de la casa? Otra interesante pregunta fue ¿Cuál ha sido su momento más difícil como madre, en relación a las etapas que han vivido sus hijos? También me preguntaron ¿Se ha encontrado usted con mujeres embarazadas que rechacen al hijo de su vientre? Una jovencita que había leído uno de los poemas que escribí en ese libro me inquirió ¿Por qué usted dice que si volviera a nacer, lo único que quisiera cambiar es que aprendería a obedecer a su mamá?
En ese tiempo especial tuve la oportunidad de hablarles a estos jóvenes desde mi corazón para poder llegar al de ellos y motivarlos a encontrar el perfecto amor, el que solamente se encuentra en el Señor, porque Dios es amor. Pude compartir con ellos mi experiencia personal como madre antes de encontrarme con Jesús y la gran diferencia que representa ser madre habiendo recibido el amor divino.
Querido lector, no sé si tú eres un padre o una madre, pero con certeza sé que eres un hijo o una hija; no sé cuál sea tu situación o tu relación con tus padres o con tus hijos, pero aún si tuvieras conflicto en estas relaciones, puedo decirte que para ti Hay Una Esperanza, que la única manera de ser el hijo que debes ser o el padre o madre que debes ser, es a través de recibir el amor de Dios en tu corazón. Nunca podrás amar sin antes ser amado por el Señor, nadie puede dar lo que no tiene, pero el que recibe el amor de Dios tiene la capacidad para amar sin esperar nada a cambio. Decide hoy entregar al Señor tu corazón, para que Él lo llene de Su amor.
