Mis queridos lectores de esta su columna Hay Una Esperanza, es bueno para mi declarar hoy bendición y prosperidad a sus vidas.
Quiero comentarles que en estos días en que se llevan a cabo tantas diferentes graduaciones, me he puesto a meditar en lo que significa para los muchachos y para los padres este logro especial.
Asistí a la juramentación de unos de ellos, acto en que los estudiantes debían ser acompañados por sus padres. Era un poco difícil emocionalmente, al percatarnos de algunas situaciones, por ejemplo, varios de los jóvenes solamente fueron acompañados por su madre; en un caso particular, el padre trabaja en un barco y se encuentra en alta mar en este momento; en otro caso, el padre nunca asiste ni ha asistido a eventos importantes de sus hijos. Un joven estaba acompañado de su padre solamente, ya que su madre hace varios años vive en el extranjero. Otro de los jóvenes estuvo acompañado por su madre y su hermano mayor, ya que su padre falleció recientemente.
Sin embargo, un caso bastante difícil era el de un estudiante, que no pudo presentarse a los actos, debido a que se encuentra aislado por causa de un tratamiento con quimioterapia; el Señor me permitió ir a su casa y era sorprendente ver como él estaba hasta preocupado pensando cómo iba a hacer para firmar el acta y demás, para poder recibir su grado de Bachiller.
Todo esto me hizo meditar mis queridos lectores, en que hay jóvenes que teniendo toda la oportunidad de estudiar no la aprovechan, mientras otros que lo desean fuertemente, se ven limitados por circunstancias fuera de su control.
Creo sin embargo, que el Dios grande y fuerte que ha creado a este joven, también puede restaurar su salud completamente. Yo sí creo que para él Hay Una Esperanza, la cual está en Cristo Jesús.
Es posible mi querido lector que tú seas de esos que no aprovechó las oportunidades que la vida te brindó, quizás mal utilizaste el tiempo, la inteligencia, el dinero, las habilidades; y hasta es posible que ahora te lamentes por ello.
O quizás mi querido lector, tú seas de aquellos que queriendo haberse superado, no pudiste lograrlo por razones económicas, por limitaciones en tu casa que te obligaron a trabajar para apoyar a tu familia, sacrificando así tu carrera.
Cualquiera que sea tu condición, te aseguro que para ti Hay Una Esperanza.