Queridos Lectores de Hay Una Esperanza, reciban cariñosos saludos este día y permítanme compartirles algo.
¿Cuántos de ustedes alguna vez han sufrido una experiencia o situación difícil, que les hace decir “pero no me vuelve a pasar” y sin embargo, de pronto nos vuelve a ocurrir?
Bueno, quiero comentarles acerca de algo así que me ha acontecido a mi: Hace unos meses teníamos una invitada de Argentina, con boleto pagado y todo, cuando de repente recibimos una llamada de ella, que no le permitían abordar el avión porque no se había aplicado la vacuna contra la fiebre amarilla, por lo menos dos semanas antes de su viaje. Este era un compromiso con muchas personas y tuvimos que cancelar todo en un momento.
Pocas semanas después, una familia, conformada por los Padres mayores ya, su hijo y su nuera, venían de Argentina a visitarnos, cuando de pronto igualmente recibimos una llamada por la misma situación; en esa ocasión, el hijo logró posponer su viaje para el siguiente día y nosotros conseguimos que le permitieran viajar, debido a que ya se había aplicado la vacuna. Esta vez nos preguntábamos, cómo nos pudo pasar de nuevo? Por qué olvidamos informarles a ellos acerca del requisito de dicha vacuna? Luego dijimos, esto ya no se nos va a olvidar.
Hace cinco meses aproximadamente, habíamos contraído compromiso con otra invitada de Argentina; todos estábamos expectantes; ya le habíamos enviado su boleto aéreo con anticipación y habíamos programados varias reuniones importantes para este fin de semana que acaba de concluir. Hace cuatro días, estaba yo en medio de un congreso de educadores, cuando me enviaron una notita que decía: Llamó la Pastora Toloza de Argentina para informar que no le permiten abordar el avión, debido a que no tiene aplicada la vacuna contra la fiebre amarilla; que ha hablado con todos los ejecutivos de la línea aérea y que no hay posibilidad alguna para ella de viajar.
Me agarraba la cabeza y me halaba los pelos, preguntándome a mí misma ¿Cómo nos pudo pasar otra vez? ¿Por qué dimos por sentado que ella sabía de este requisito? ¿Cómo es que no tenía esta tarjeta de vacuna si ella ya había venido antes a Honduras? ¿Cómo se me pudo escapar preguntarle o indicarle esto?
Es difícil creer que algo nos ocurra una y otra y otra vez… pero aún en medio de esto, tengo la certeza que el Señor tiene control de todo, que ciertamente Hay Una Esperanza; que lo que no entiendo ahora, lo voy a entender después. Si para mi Hay Una Esperanza, para usted mi querido lector también la hay, aunque le hayan ocurrido incidentes negativos repetitivamente. Cuando esto nos sucede, volvamos nuestra mirada y nuestro corazón al Todopoderoso Dios Quién e el único que puede darnos paz en medio de las circunstancias.