Cuando una persona sufre pérdidas o pasa necesidad, se desarrolla en él o ella, un temor al mañana, a no tener suficiente para afrontar el futuro; eso les motiva a trabajar incesantemente para guardar y guardar, sin gastar nada, de manera de sentirse seguros de que siempre van a tener.
Interesantemente estas personas casi siempre mueren sin haber disfrutado lo obtenido como resultado de su trabajo y habiendo vivido miserablemente sobre la tierra.
Dios nos habla en la Biblia acerca de la diligencia como también acerca de ahorrar, pero no es agradable a Dios que no tengamos lo necesario, lo justo, lo que ganamos, por estar almacenando para los hijos.
La Escritura nos enseña que Dios da semilla al que siembra y pan al que come. Eso quiere decir que necesitamos discernir qué debemos sembrar y qué debemos comer; no todo lo que llega a nuestras manos es para comer, ni todo lo que recibimos es para sembrar.
El pueblo de Israel ha aprendido por generaciones que del dinero que les ingresa, deben apartar un porcentaje para Dios y Su obra, otro porcentaje lo usan para suplir sus necesidades básicas, otro porcentaje es para invertir en sus negocios o empresas y otro porcentaje es para ahorrar. Este hábito enseñado y practicado por generaciones, ha hecho de ese pueblo un ejemplo de prosperidad.
Una señora muy amada por mí, trabajó toda su vida para dejarles herencia a sus hijos, ella nunca se compraba nada, vivía con menos de lo indispensable, pero tuvo muchísimo dinero para guardar en un banco extranjero, con la finalidad de que sus hijos disfrutaran lo que ella nunca disfrutó. Paradójicamente, aunque ella tiene ahora casi 90 años, uno de sus hijos falleció recientemente sin poder disfrutar nada de lo que ella pretendía dejarle.
Mis queridos lectores, esto nos enseña mucho, pero me gozo en decirles que Hay Una Esperanza, para ustedes y para mí; debemos aprender de las experiencias de otros y comenzar a enmendar aquellas actitudes que no han sido correctas o alineadas con el orden de Dios. Hoy puede ser un nuevo comienzo para usted, un día de determinarse a producir cambios en su forma de vivir, porque lo que hoy hacemos determina lo que mañana cosecharemos.