Recientemente conocí a un matrimonio relativamente joven; ellos han estado casados durante unos doce años, pero ambos tuvieron matrimonios previos con hijos, aunque no tienen hijos entre sí.
Una mañana ella salió muy arreglada, hacia el centro de la ciudad donde ellos viven, con la encomienda de comprar los ingredientes para una cena que ofrecerían ambos. Mientras tanto él se desplazó hacia el hospital porque su padre había sufrido un infarto.
Al caer la tarde ella no regresaba aún a casa, de manera que él empezó a llamarla por teléfono, pero no había respuesta. Un tiempo después, él comenzó a recibir mensajitos de texto, desde el teléfono celular de su esposa, donde le decían que la tenían a ella detenida y que para soltarla era necesario que él depositara cierta cantidad de dinero.
El hombre desesperado acudió a un amigo, ya que no contaba con el dinero; el amigo le hizo el depósito y a su vez él lo depositó al número de cuenta que le indicaron. Era ya tarde de la noche y la esposa no daba señales de nada. Fue ya avanzada la noche cuando ella llegó a casa, sana y salva.
El esposo muy atribulado me comentaba que él no le cree a ella que haya sido secuestrada o retenida, sino que él asegura que ella le fue infiel y realmente andaba viéndose con otro hombre. Ella a su vez dice que él desconfía mucho de ella desde hace bastante tiempo, que su mente le vuela tremendamente hasta el punto de imaginar cosas en su contra, debido a que su primera esposa le fue infiel, lo cual lo dejó traumatizado.
Ante estas posturas uno se pregunta ¿Quién dice la verdad? No sabemos a quién creer, pero lo cierto es que ambos están sufriendo y necesitan ayuda. Lo único que sé en medio de esta situación, es que para ambos Hay Una Esperanza. Nuestro Dios, es el único Dueño de la verdad y Su deseo siempre es dirigirnos a toda verdad, a través del Espíritu Santo. Probablemente ambos en su mente creen estar en lo correcto, pero alguien puede creer estar correcto y no tener la verdad.
Es posible que entre los lectores haya algunos que han perdido totalmente la confianza en su cónyuge, sea esto justificado o infundado; pero solamente el Espíritu Santo puede mostrarnos la verdad y ayudarnos a confiar de nuevo. Tal vez querido lector o lectora, tú te sientes abrumado(a) por las acusaciones de tu cónyuge, pero también para ti el Espíritu Santo tiene una respuesta. Necesitas entregar tu corazón plenamente al Señor, para que tu mirada sea puesta solamente en Él, a pesar de tu dolor.
El Espíritu Santo quiere ser tu mejor amigo y confidente, solamente Él puede darte la fuerza necesaria para salir adelante por encima de tus emociones. Cree hoy que para ti Hay Una Esperanza para ser fortalecido(a) y vencer la adversidad.
