Hace muchos años, unos cuarenta quizás, una joven madre soltera sin documentos que la identificaran, recurrió a su mejor amiga, quien si tenía documentación, para que inscribiera como suyo, en el Registro Nacional, al hijo que acababa de nacer.
Posteriormente esta joven madre tuvo más hijos, pero ya su condición de identidad era diferente; sin embargo, al cabo de varios años, ella decidió viajar indocumentada a los Estados Unidos y poco tiempo después mandó a traer a sus hijos. Los años transcurrieron y este primogénito, aunque conocía a su madre biológica, siempre deseaba buscar y encontrar a la madre que le había dado un apellido.
Recientemente, la madre por “papeles” recibió un mensaje en Facebook, de aquel supuesto hijo, a quien ella ya casi había olvidado. Para su sorpresa, este hombre, ahora se había cambiado el nombre por uno femenino; y no sólo eso, sino que se había cambiado sus órganos, forma de vestir y demás. Él, o ella, dice trabajar como cantante en un night club y tiene una relación de pareja con un hombre, desde hace 16 años; quienes viven juntos como un matrimonio.
La madre por “papeles” se pregunta ¿Qué propósito hay en que me haya localizado? ¿Cómo puedo ayudarle si él (ella) dice ser feliz? ¿Qué debo hacer? ¿Cómo tratarlo (la)?
Mi querido lector, definitivamente es un caso difícil, aunque no es el único en la historia, pero sobre todo creemos que Hay Una Esperanza, aún para este hombre que nació varón y su diseño se torció por causa del abandono de un padre y luego de una madre que buscaba, según ella, un mejor derrotero para sus hijos.
¡Cuántas personas hay en el mundo que no tuvieron un modelo de padre con el cual identificarse, sino que copiaron el rol de su madre!. ¡Cuántos hombres dicen ser felices funcionando como mujeres, pero muy dentro de ellos llevan un profundo vacío en el corazón!
Queridos lectores, en Dios siempre Hay Una Esperanza y Él a quien Lo busca, nunca lo echará fuera. El deseo de nuestro Padre Bueno es que disfrutemos de la identidad que Él nos dio y vivamos para cumplir aquello para lo cual fuimos creados. Toda persona para alcanzar este objetivo necesita primero a Cristo en el corazón; si ese es tu caso, te invito a abrir las puertas de tu interior a Aquel que te formó, a Quien te creó y conoce, no sólo tu origen, sino tu destino final. Solamente Él podrá llenar los vacíos internos que a veces queremos llenar con apariencias y cosas vanas. Te invito a decidirte hoy!!!
