TEMAS DE OPINIÓN

Darte De Alta

Julio 28, 2015


En días recién pasados nació mi nietecito más joven, todos estábamos anhelando su llegada, sabiendo que viene con una gracia especial de Dios y un llamamiento precioso para manifestar en esta tierra.

Llegó el día estipulado para su arribo, mi nuera estaba muy tranquila y mi hijo muy confiado.  Contábamos las horas para ir a conocerlo.  Mi otra nietecita, o sea la hermanita mayor de este bebito, estaba jugando con sus primitos, mientras llegaba el momento de trasladarla al hospital y que conociera así a su hermanito.  Todos los detalles estaban listos y dispuestos, el cuarto arreglado con detalle, las mantitas para recibirlo, la almohada para que reposara al amamantarlo, en fin…

Al llegar el instante en que Abel Paolo vino a este mundo, la enfermera lo mostró y su papá pudo tomarle una fotografía rápida para enviarla a la familia, al fin lo conocimos por fotografía, mientras ya íbamos de camino hacia el hospital.  Regresamos a casa para llevar de una vez a su hermanita.  Cuando íbamos ya de regreso, recibí el mensaje de mi hijo, los pulmoncitos del bebé estaban congestionados, deberían llevarlo a cuidados intensivos, recibir tratamiento especial y por ende, no podríamos verlo, hasta no sé cuándo.

Aunque todos estábamos muy confiados en que Dios iba a sacarlo de ese cuadro, no era nada fácil, sobre todo para sus padres, esperar con paciencia la respuesta del organismo de su hijito al tratamiento que le aplicaron.  Lo veíamos por fotografía, lleno de mangueras y agujas.  Llegó el momento en que su mamá fue dada de Alta, pero él permanecería ingresado.  Uno de los días, cuando ya podía recibir la leche de su mamá; al practicarle un frotis sanguíneo, se descubrió que se le elevaron los eosinófilos, señal de una reacción alérgica, de la cual no pudo detectarse con certeza su origen.  Se especuló que podría deberse a intolerancia a los lácteos que la mamá había ingerido antes de amamantarlo. Finalmente Abel fue dado de alta para llegar a su casita, la cual estaba preparada para su llegada.

Cuánta situación deben pasar los padres muchas veces hasta ver a sus hijos fuera de peligro, saludables y en bendición.  ¡Cuánto nos duele a nosotros como padres cuando nuestros hijitos sufren! ¿Pero sabes qué mi querido lector? Así nos mima y nos cela nuestro Padre Dios cuando ve que algo no está bien con nosotros; él espera pacientemente a que nos recuperemos, que sanemos, que andemos en libertad y plenitud.

No importa que tan débil te sientas, no importa si estás siendo tratado de manera intensiva o agresiva, no importa siquiera que parezca que ya no hay esperanza para ti, te digo en verdad que para ti siempre Hay Una Esperanza.

Nuestro Buen Padre mira cómo nos duelen los tratos o tratamientos, pero Él observa y sabe que todo será para nuestro bien, no interviene ni interfiere.  Muchas veces nosotros queremos rehuir todo lo que produce dolor o incomodidad, pero mucho de esto es necesario para lograr la salud completa, la restauración plena.

No sé mi querido lector cuál sea tu situación o tu condición, si acaso estás en el hospital del “Espíritu” o si estás siendo tratado de manera agresiva y emergente; si a veces quisieras huir de ello, pero te digo que es necesario, que es importante, que es para tu bienestar.  Nuestro Buen Dios y Padre sabe cuándo es el momento exacto de “darte de alta”, Él solamente desea lo que es mejor y conveniente para ti.  Abre tu corazón y ponte de acuerdo con tu Dios, será más fácil.

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