Enero 12, 2016
En los tiempos de Noé y de Abraham, cuando Dios destruyó la humanidad de entonces, a causa del pecado del hombre, Él vio la justicia y obediencia de ésos varones, y por amor a ellos, dejó a sus respectivas familias inmediatas. Es necesario que sepamos que hoy día existen algunas pequeñas-grandes diferencias, como que el Espíritu Santo descendió y vino para estar con nosotros, en nosotros y sobre nosotros; eso quiere decir, que ahora está accesible para nosotros la capacidad de Jesucristo (Su gracia), a través de Su Espíritu Santo, para obedecer las ordenanzas del Padre. En otras palabras, en el tiempo de Noé y Abraham el Espíritu Santo aún no estaba permanentemente entre los hombres, sino que venía sobre algunos de ellos, varones rectos y justos, por momentos, para traer voz de Dios o cumplir determinada misión.
Pero hoy día no hay excusa ni justificación. En éste tiempo ya no serán salvos, escapando unos por la obediencia de otros; ni deberán atenerse los hijos a la consagración de sus padres o parientes. En éste tiempo, cada quien dará cuenta a Dios de sí mismo; el justo (justificado en Cristo) escapará solamente por su propia vida.
Es por eso que es necesario que cada uno en forma particular y personal sepa hoy, que para él existe un camino que le sacará de su error, de su pecado, de su confusión y amargura, del odio y del fango. Al Señor no le interesa lo que usted es o haya sido; si usted ha estado en prostitución o alcoholismo, tal vez en homosexualismo o drogadicción; es posible aun, que en su búsqueda de la verdad, queriendo encontrar soluciones, usted se haya involucrado en ocultismo, espiritismo o cualquiera de sus áreas.
Hoy usted necesita saber que por torcido que hasta hoy haya estado su camino, por pedregoso y difícil que haya resultado; para usted, en forma individual y muy especial está la respuesta y la vida de Cristo. ¡Hay Una Esperanza!
