Enero 19, 2016
Vagan por el mundo, viven y sobreviven, personas a quienes la existencia les ha resultado dura y difícil; algunos de ellos llevan semanas o meses queriendo obtener un trabajo decente sin poderlo conseguir. Estas personas tienden a adoptar una actitud de resentimiento hacia la sociedad, el sistema... y muchos más aun desarrollan sentimientos negativos en contra de Dios mismo, proyectado a veces hacia los ministros o líderes del evangelio.
Algunas solicitudes han llegado hasta nosotros, en ésa línea. Ciertamente produce dolor y quisiéramos en compasión y misericordia poder resolverle el problema a la humanidad entera; sin embargo, cuán claro es el Señor respecto a Sus asuntos al decir: Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y TODO les será añadido.
El Señor muchas veces ha permitido que el hombre sufra, pase dificultades, hambre y desesperación para que se humille y reconozca que no es en su propia capacidad, sino con Él en nuestro corazón; que nosotros no valemos nada, que somos menos que polvo y ceniza, pero que Él en nosotros es el que vale mucho. Él espera y espera, observa la actitud del hombre, como éste endurece su corazón cada día más y más, como comienza a sentir envidia, celos, antagonismo hacia aquellos que poseen alguna comodidad y riqueza material; en lugar de reconocer que si tenemos a Cristo en nuestro corazón, desinteresadamente, (no porque nos resuelva el problema), lo tendremos todo (paz, amor, fe, gozo... lo que es eterno).
Muchas veces observamos y envidiamos la situación de aquellos que no padecen hambre, que andan bien vestidos, manejan un buen carro, disfrutan de los placeres de éste mundo... pero no podemos penetrar a sus corazones para ver que quizás ellos no tienen paz, porque se acuestan temerosos de que les roben mientras duermen, o de que la bolsa de valores se vendrá abajo en una noche, o que se devaluará la moneda dos puntos, o qué sé yo. Hombres que a veces andan su mano dentro del bolsillo, asiendo fuertemente un revólver, listos para sacarlo ante cualquier agresión; no viven seguros ni confiados, porque esa seguridad y confianza sólo la provee Cristo en el corazón del hombre.
Deseo decirles a mis queridos lectores que siempre Hay Una Esperanza. Busquen el rostro espiritual de AQUEL que viste a los lirios del campo y da de comer a los pajarillos que surcan los aires... que reconozcan que su vida sólo puede tener sentido y ubicación si está cimentada en el dador de todas las cosas. Recordemos que el reino de Jesús no es de éste mundo, no es concreto ni material, es espiritual, es de una dimensión desconocida para los que sólo buscan vanidad y satisfacción terrenal. El suplirá todas nuestras necesidades conforme a Sus riquezas en gloria.
Si desea tener un encuentro más profundo con Aquél que otorga la paz y el sustento, expréselo a Él hoy con sencillez de corazón; acérquese a Él y búsquele, Él se acercará a usted con todo lo que Él es.
