TEMAS DE OPINIÓN

Preocupación

Septiembre 20, 2016


Dios manda a su pueblo que se ocupe de buenas obras y de ciertas cosas que son necesarias atender.

No obstante, el problema es que los hombres no se han limitado a ocuparse, sino que se han excedido y han comenzado a preocuparse (ocuparse mentalmente y en exceso, de alguna situación antes de que esta acontezca).

El hombre en su naturaleza humana, tiende a pensar más en sus limitaciones y en su incapacidad, que en la potencia de Dios, Su poder sobrenatural y el soberano control que Él ejerce sobre todas las galaxias, incluyendo el planeta tierra, sus cosas y por supuesto cada uno de sus habitantes.

La tendencia del hombre natural es pensar que Dios está demasiado ocupado como para perder tiempo en nuestras nimiedades. Esta desconfianza, esta falta de fe en nuestro Creador y Dador de Vida, trae consigo la preocupación y el afán.

El preocuparse casi siempre se da en la esfera de lo probable. Por ejemplo, si hay una epidemia de sarampión, las madres se preocupan de que sus hijos puedan adquirirlo. Si se pronostica una devaluación de la moneda, los comerciantes se preocupan de cómo resolverán su situación, cuando quizás dicha fluctuación ni siquiera llegue a ocurrir. Los padres se preocupan de "con qué clase de hombre se va a casar su hija que apenas tiene 8 años" "que va a ocurrir con su familia si ellos faltaran". La mujer que espera a su esposo por la noche, si este llegara a tardar un poco, ella puede preocuparse de sí "estará con otra", "le ocurrió un accidente" "se le dañó el carro".

Muchas decisiones pueden tomarse en base a la preocupación y no necesariamente a la precaución o prevención. Por supuesto una determinación tomada bajo dicha influencia no será la más acertada.

La mente es tan hábil, sutil y veloz para crear circunstancias, que pueden sumir a la persona en un caos mental que le lleve a serias situaciones, aun a la desesperación. Si es usted de los que se preocupa y no de los que se ocupa, ¡Hay Una Esperanza! Es tiempo de echar toda ansiedad sobre Jesús nuestro Dios, quien nos dice que por nada estemos afanosos, ya que Él tomará cuidado de nosotros.

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