Octubre 11, 2016
Existe un tema cuya meditación pudiera tomarnos la vida entera, el cual sé que, en algún momento pasado ha capturado la atención de más de alguno de nuestros lectores; se trata de conocer el propósito por el cual somos o existimos, o la razón por la cual fuimos creados para habitar esta tierra.
Quedamos asombrados cuando nos detenemos a observar un bebé recién nacido, al ver como comienza la vida, cuán indefenso luce ese niño; aún más, nos sentimos perplejos al pensar en la forma microscópica en que somos gestados en el vientre de nuestra madre. Ambos padres a través de la aportación de un óvulo y un espermatozoide respectivamente, imparten una serie de características al ser que engendran. En ese instante, los padres no piensan siquiera en el propósito de traer ese nuevo ser a este mundo, sólo sienten satisfecho su anhelo de procrear y de prolongar sus genes, su herencia, su apellido.
Una vez que crecemos y vivimos un poco, casi ineludiblemente llegamos a preguntarnos ¿Qué hago yo en esta tierra? ¿Cuál es el propósito para el cual yo fui creado y existo en esta ciudad, en este país o continente? ¿Cuál ha de ser mi destino? ¿Hacia dónde vamos?
Al confrontar la muerte de un ser querido, es también inevitable pensar y lanzar muchas interrogantes, tales como: ¿Qué le espera después? ¿Cumplió su propósito en su pasaje por este mundo?
Lamento decirles que la mayoría de nosotros los humanos no cumplimos nuestro propósito en esta tierra, lugar donde somos pasajeros furtivos, que cruzamos como un suspiro dentro de la eternidad; porque 90 o 100 años en relación a la eternidad, son sólo una exhalación.
Si usted mi querido lector es de los que últimamente ha estado meditando en cuál es su propósito al existir; si siente que su vida está vacía y desorientada; si se siente a la deriva, sin rumbo ni dirección, porque desconoce su meta; ¡Hay Una Esperanza! Este día es importante que usted sepa y conozca que el propósito por el cual usted fue creado, es para manifestar la imagen de Dios en la tierra. Para reconocer que Él es su Padre, para adorarle a Él y exaltar Su grandeza; usted va hacia la eternidad, usted decide acá, cómo y dónde va a pasarla.
