TEMAS DE OPINIÓN

Temor a la Soledad

Febrero 20, 2017


El humano es y ha sido siempre un ser eminentemente social.  Desde el principio de la creación el hombre ha tenido necesidad de compañía, Dios mismo dijo: "No es bueno que el hombre esté solo" y le hizo una compañera o complemento. Por esa característica inherente al género humano es que se formaron los clanes, las tribus, las sociedades.
El niño recién nacido llora al despertar y sentirse solo, pues necesita el abrigo, compañía y seguridad que le prodigaba el ambiente intrauterino cálido y seguro de su madre.
Cuando el pequeño comienza a dar sus primero pasos, siempre busca a uno de sus padres para sostenerse; saber que tiene a alguien a su lado, le provee apoyo emocional y lo anima a avanzar.
El infante en edad escolar, en su primer día de clases llora y se aferra a las faldas de su madre porque teme quedarse en la escuela solo (sin personas conocidas que le rodeen y le brinden seguridad).
Sin embargo, en muchas ocasiones, cuando el individuo crece, el problema resulta ser que a pesar de estar rodeado de muchas personas, aunque se mueva en medio de compañeros y quizás amigos, continúa sintiéndose solo internamente.
Uno de los temores más paralizantes, es el temor a la soledad.  El temor a quedarse solo(a) ha hecho que muchas personas tomen decisiones drásticas en su vida y de enorme trascendencia, muy precipitadamente o sin la certeza de estar tomando el camino correcto.  Alguien puede decidir casarse por motivaciones equivocadas, como ser el temor a la soledad.  Una persona podría tomar la decisión de quedarse a vivir con sus padres o familiares por no confrontar el hecho de vivir solo.  Alguien pudiera escoger determinada carrera profesional para estar con sus amigos que van a estudiar la misma carrera, tan sólo por miedo a quedarse solo.
El problema no obstante no se resuelve así, ya que el hombre que existencialmente está solo, siempre lo estará a pesar de los millares que le acompañen.
El temor a la soledad es una de las más generalizadas situaciones en nuestro mundo actual, aunque muchos no se atrevan a confesarlo.  Este temor podría conducir a las personas a la depresión. El trasfondo del asunto es que existe un vacío interior que no se puede llenar ni con cosas, ni con relaciones.  
El ser humano fue diseñado como un ser tripartito, es espíritu, alma y cuerpo.  El cuerpo le sirve para movilizarse dentro de un mundo concreto, allí residen los sentidos que le permiten tener contacto con el ámbito natural.  Su alma es el asiento de los sentimientos, el intelecto y la voluntad; a través de ella se entablan relaciones interpersonales.  Pero su espíritu, es decir el hombre interior, fue diseñado para tener comunión con Dios mismo a través del Espíritu Santo.
Las personas que se enfocan en llenar las necesidades de su cuerpo o de su alma, sin haber establecido esa comunión en su hombre interior, siempre se sentirán solas y vacías. 
Jesús antes de irse de la tierra, dijo que no estaríamos solos, sino que enviaría a Su Espíritu Santo para que fuera nuestro guía, nuestro amigo, nuestro consolador.  Él quita de nosotros el temor a la soledad, puedes reconocer hoy tu necesidad y exponer tu corazón para que seas lleno de paz y amor de Dios, de manera que no te falte nada

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