Cada vez me sorprendo más de como una célula, un organismo, por pequeño que este sea, si se encuentra fuera de su lugar, puede provocar grandes y serios problemas.
Quiero comentarles algo muy interesante: El 1 de marzo de este año, mi madre, quien vive en Choluteca, sufrió un vertigo horrible, cuenta ella que sentía que todos los muebles se venían sobre ella, que la casa le caía encima; fue tan terrible lo que ella experimentó, que comenzó a dar gritos desesperados, no había nadie en casa, pero gracias a Dios en ese momento pasó por la calle su nuera, la escuchó y corrió a auxiliarla, de manera que localizó a su esposo (mi hermano), quien es médico, le diagnosticó una crisis hipertensiva y la comenzó a tartar con medicamentos. Sin embargo, los mareos y los vertigos persistían, mi madre se sentía muy mal, no podia acostarse, tenía que dormer sentanda; de manera que acordamos que la examinara un especialista en Tegucigalpa.
El Dr. Lucas Arturo Zelaya especilaista en otoneurología, rápidamente le dió el diagnóstico: Resulta que por alguna causa desconocida, se le habían desacomodado los “otolitos”, estas son unas piedrecillas muy pequeñitas que tenemos dentro del oido interno, las cuales estando en su lugar indicado, junto con la endolinfa (líquido dentro de las trompas de Eustaquio), el sentido de la vista, el cerebro y los receptors en las palmas de las manos, planta de los pies y las caderas, nos sirven para mantener el equilibrio. Cuando estos otolitos se salen de su lugar, andan flotando en la endolinfa, lo cual produce los vertigos según la posición que adopte la persona. El medico le hizo la maniobra respective para que se acomodaran las piedrecillas y mi madre ya se siente muy bien.
Querido lector, donde quiero llevarte es a darte cuenta que todo en tu vida tiene que estar en el lugar donde Dios lo diseñó, de lo contrario, puede ocasiones trastornos muy grandes en tu vida.
Tu espíritu fue diseñado para contener al Espíritu Santo de Dios, si no habita donde debe estar, tu vida puede estar en un terrible caos.
Si tú mi querido lector te has identificado hoy con lo que te escribo, si dices, es verdad, la causa del desorden en mi vida es porque dentro de mi no está vivendo el Espíritu Santo; entonces para tí Hay Una Esperanza. Te inivito hoy mismo a que entres en el orden divino y tu vida va a cambiar totalmente. Ahora mismo puedes hablar con tu Dios y Padre y decirle lo que tú necesitas de El.
