En el barrio donde está ubicado nuestro ministerio y nuestra casa de habitación, hace más de dos meses que no tenemos comunicación telefónica de Hondutel, debido a que algunas personas sustrajeron las líneas que conducen las ondas de microondas para que se lleve a cabo la comunicación.
Debido a la importancia del giro de nuestro ministerio y colegio, nos hemos visto en la necesidad de solucionar de alguna forma esta deficiencia, por supuesto la manera resulta un tanto cara, hacer uso de teléfonos celulares, por ejemplo.
Hemos enviado un par de cartas a las personas encargadas de solventar el problema, pero lamentablemente no ha habido respuesta ni a las notas escritas y mucho menos al problema.
En una situación como esta, la empresa encargada de brindar el servicio podría tomar una posición indiferente y decir: “No es nuestra culpa”; o bien pueden tomar la actitud negativa de “No vamos a reemplazar el cable para que se lo vuelvan a robar” o bien pudieran ponerse en los zapatos de los consumidores por un momento y decir: “Son nuestros clientes, debemos atenderlos, vamos a tratar de resolver el problema a la mayor brevedad en la medida de nuestras posibilidades”.
Creo que en cada situación de la vida, existen esas alternativas para responder conforme a ellas. Querido lector, yo le invito a que se examine un momento y piense cuál posición tomaría usted.
Si usted decide por la tercera opción, yo le felicito y le digo que en verdad para usted “Hay Una Esperanza”, esperanza de provocar un cambio en la sociedad, en la cultura nacional, esperanza de motivar al pueblo a la excelencia; hay una esperanza porque ciertamente ese sentir, sólo puede ser puesto por Dios.
