TEMAS DE OPINIÓN

Visto del Otro Lado

Junio 11, 2018


Erase una vez, una niña que vivía con sus padres en una casita a la orilla del mar.  Ella tenía amiguitos con los que se deleitaba en jugar sobre la arena. Cada tarde, la niña contemplaba en el horizonte, al fondo del mar, en una isla, una casita de oro y cristal, cuyos destellos alumbraban la playa. La niña admiraba y envidiaba aquella casita refulgente.

Un día, la niña decidió abordar una barcaza con uno de sus amiguitos, para descubrir de cerca la belleza y el misterio de la casita de oro y cristal.  Navegaron mucho rato, y por fin arribaron a la playa de la isla, donde estaba la preciosa casita.  Su sorpresa fue grande al descubrir que aquella era una casa común y corriente, como la de ella, con ventanal de vidrio liso y techo de zinc.  Se paró la niña a la par de la casita y alzó sus ojos hacia el otro lado del mar, tratando de divisar su propia casa; su sorpresa fue mayúscula al darse cuenta que ahora, era su propia casa la que se veía como de oro y cristal.  Descubrió la niña que era el reflejo del sol sobre el vidrio y la lámina, que las hacía resplandecer. 

La niña un poco triste meditó y llegó a la conclusión que, de lejos todo parece precioso y perfecto, luce superior a lo que verdaderamente es; pero que es necesario alejarnos un poco para apreciar lo que tenemos, lo cual a los demás, visto de lejos, también les parece mejor que lo suyo.

Esto no es sólo una anécdota, es una diaria realidad.  Muchas veces la comida de la casa ajena sabe mejor que la nuestra; o es posible que las flores se vean más hermosas en el jardín del vecino que en el nuestro. 

Es posible que alguna vez hallamos pensado que desearíamos ser alguien más y no quien realmente somos.  Tal vez porque creemos que los demás tienen una existencia más cómoda que la nuestra, o que nadie tiene los problemas que nosotros tenemos.  Que la vida nos ha tratado más duramente que a los demás.

Si usted es de los que pasan contemplando la casa de oro y cristal que tiene el vecino y reconoce que necesita comenzar a apreciar su realidad; hoy es el día en que Jesús le puede prestar Sus ojos para ver como Él ve la Verdad.

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