Octubre 14, 2019
El humano es y ha sido siempre un ser eminentemente social. Desde el principio de la creación el hombre ha tenido necesidad de compañía, Dios mismo dijo: "No es bueno que el hombre esté solo" y le hizo una compañera o complemento. Por esa característica inherente al hombre es que se formaron los clanes, las tribus, las sociedades.
El niño recién nacido llora al despertar y sentirse solo, pues necesita el abrigo, compañía y seguridad que le prodiga la presencia de su madre.
El niño en edad escolar, en su primer día de clases llora y se aferra a las faldas de su madre porque teme quedarse en la escuela solo (sin personas conocidas que le rodeen y le brinden seguridad).
Hoy día sin embargo, el problema resulta ser que el hombre a pesar de estar rodeado de tanta gente, aunque se mueve en medio de compañeros y quizás amigos, continúa sintiéndose solo.
Uno de los temores más paralizantes, es el temor a la soledad. El temor a quedarse solo(a) ha hecho que la persona tome decisiones drásticas en su vida y de enorme trascendencia, muy precipitadamente o sin la certeza de estar tomando la decisión correcta. Por ejemplo, alguien puede decidir casarse con una persona sólo por temor a la soledad. Otra persona podría tomar la decisión de quedarse a vivir con familiares o amigos por no confrontar el vivir solo. Alguien pudiera escoger determinada carrera profesional para estar con sus amigos que van a estudiar la misma carrera, por miedo a quedarse solo.
El problema no obstante no se resuelve allí, ya que el hombre que existencialmente está solo, siempre lo estará a pesar de los millares que le acompañen.
El temor a la soledad es una de las más generalizadas situaciones en nuestro mundo actual, aunque muchos no se atrevan a confesarlo.
Sin embargo, si usted es uno de los que reconoce que teme a la soledad, que sabe que dentro de usted hay algo que grita desesperadamente que necesita a alguien o algo más; Jesús ha dicho que no estaríamos solos, sino que enviaría a Su Espíritu Santo para ser nuestro guía, amigo, consolador. El quitará de usted todo temor.