TEMAS DE OPINIÓN

Valiosa Lección

Mayo 2, 2022


Estábamos retornando de una misión en el Cono Sur, que duró unos diez días. Nuestro avión tuvo un retraso de por lo menos una hora para despegar de Bogotá, Colombia. Pero, además, tardó una media hora más para permitir a los pasajeros desembarcar en Miami, debido a que se trabó la manga y esta no podía aproximarse suficiente a la puerta de la aeronave.

Una vez saliendo del avión, nos apresuramos lo más que se podía, ya que teníamos el tiempo justo para pasar Migración, después Aduana para recoger equipaje, luego bajar al mostrador de la Aerolínea y repetir el proceso de chequear y entregar maletas. Lamentablemente la fila en Migración era larga y solamente había dos oficiales atendiendo a los visitantes o extranjeros.

Una joven pareja, quizás eran matrimonio, que venía en el mismo vuelo que nosotros, lograron filtrarse para salir antes del avión, porque su siguiente vuelo en conexión saldría pronto. Pero, además, como pudieron se pasaron por el lado de los que hacían fila, adelantándose y llegando antes a la entrevista de Migración. Nosotros podríamos haber hecho eso, pero no habría sido correcto.

Cuando finalmente llegamos al punto donde nos hicieron pasar a una de las filas hacia la caseta de atención, ya se habían agregado dos oficiales más, ahora teníamos cuatro opciones. De primera instancia nos fuimos hasta la fila del fondo, sin embargo, la oficial parecía entablar conversación con todos los entrevistados, por lo que pensé que tardaría muchísimo, así es que nos movimos hacia otra de las filas. Aquí eran muchos los que esperaban, pensé que sería demasiado tardado y nosotros teníamos mucha prisa. Nos pasamos a otra fila, donde eran menos los que esperaban; sin embargo, pasaron los de uno y de otro oficial, y nosotros seguíamos allí, sin que se moviera la fila.

Aprendí algo valioso, no supe elegir dónde convenía estar, porque sólo tomé en cuenta que en esa fila había menos personas esperando. Sin embargo, no tomé en consideración o no pude observar, que este oficial se movía con una lentitud pasmosa. Él se quedaba contemplando el físico de la persona y luego la foto del Pasaporte, en fin, se tomaba todo su tiempo y el ajeno.

Finalmente, aunque nos apuramos mucho, perdimos nuestro vuelo en conexión. Pero aprendí una gran lección, no dejarme guiar por las apariencias o lo que parece ser mejor, sin tomar en consideración todas las variables o parámetros, pero, sobre todo, aprendí que debo seguir la instrucción del Señor y no mi juicio natural basado en observación humana y falible.

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