Agosto 31, 2022
Cuando Dios creó el universo y todo lo que lo habita, tardó seis días en ello, incluyendo la creación del ser humano. Dios se deleitó en Su obra maestra y Dios vio que todo era bueno en gran manera. Sin embargo, al terminar esta obra maestra, el Creador descansó el séptimo día.
Cuando Dios hizo pacto con el pueblo de Israel, a través de Moisés, el profeta libertador, les dijo que les dejaría una señal del pacto, y la señal fue el reposo. O sea que, para Dios, el reposo es muy importante. Aún el mismo Dios determinó que era necesario que la tierra descansara, que después de seis años, el séptimo se le dejara reposar, un año sin sembrarla.
Sin embargo, parece ser que una de las cosas de las que más sufre el ser humano es de cansancio. En una ocasión, Jesús hizo una invitación diciendo: Venid a mí los que estén trabajados y cargados y yo les haré descansar. Además, Él dijo: Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.
Todo esto me lleva a reflexionar respecto a lo que le agrada a Dios, y una de las cosas que a Él le gusta, es que Sus hijos sean humildes como Él, pero sobre todo para que, al depender de Dios, no se afanen ni se estresen y puedan descansar.
Algunos piensan que trabajando mucho van a agradar a Dios, pero lo cierto es que Él se agrada mucho más con nuestra obediencia para que podamos entrar en Su reposo. Su reposo consiste en no afanarnos por lo que no podemos resolver, sino depender totalmente de Dios, sabiendo que Él tiene el control.
Alguien puede decir que está descansando porque se acuesta en una hamaca, pero su mente está girando rápidamente a miles de revoluciones, queriendo resolver cosas, que solamente Dios puede. Personas que se preocupan por lo que podría ocurrir en el supuesto caso de que tal o cual situación se diera, elucubran constantemente y buscan respuestas, cuando nada ha ocurrido todavía y muy probablemente nunca va a ocurrir.
Reposemos nuestra mente y dependamos de la Suya. La mente de Cristo es infalible, segura, perfecta. La mente en nuestra naturaleza caída o adánica, es volátil, sensorial, inestable. Comencemos a buscar el reposo en el Señor, aprendamos a ser humildes, o sea, dependamos de Dios para todo, porque así encontraremos descanso para nuestra alma. ¡Feliz reposo en Dios!