Marzo 21, 2023
Hace mucho tiempo escuché un refrán popular que dice: Cree el león que todos son de su condición. Recuerdo que lo aplicaban al hecho de que mi papá desconfiaba de todos los varones que podrían acercarse a mí, cuando yo era una jovencita de apenas unos catorce o quince años.
Entiendo el contexto en que fue dicho, pero de igual manera, pienso que hay personas ingenuas, otras incautas y algunas que sencillamente nunca piensan mal de nadie. Quizás estas personas son tan sanas, que jamás pensarían en hacerle mal a nadie, ni en actuar de una manera en que alguien podría ser lastimado.
Les contaré algo que ocurrió hace unos pocos días. Contratamos a un obrero calificado para hacer una estructura metálica o armazón para ser forrada posteriormente. Este obrero contrató a un ayudante, y les tomó una semana realizar la obra. Este joven señor culminó con su trabajo el sábado al medio día, y fue entonces que la persona encargada de supervisar y recibirle la obra terminada, le pagó con un cheque como solemos hacerlo.
El obrero al recibir el cheque, lo endosó, colocó su número de identidad debajo de la firma, y le pidió a su ayudante que por favor fuera al Banco para cambiarlo y así poderle pagar a él, también. Transcurrido un corto tiempo, el ayudante regresó para decirle que después de cambiar el cheque por efectivo, lo habían asaltado y le habían robado todo el dinero. Lo primero que todos preguntamos era que si conocía bien al ayudante; a lo cual él respondió, que no, que se lo acababan de presentar. Por supuesto, todos nos quedamos con la interrogante de si en realidad el muchacho había sufrido un asalto.
El obrero quiso buscar culpables de la situación, diciéndole al supervisor que era su culpa, por no haberle cambiado él mismo, el cheque por efectivo. Sin embargo, creo que todos coincidimos en que él fue demasiado confiado al haberle pedido tal favor a un desconocido.
Aunque nosotros seamos muy honrados y honestos, no podemos asumir que todas las personas lo sean. Que conste, que con esto no estoy acusando al ayudante. Solamente quiero recomendarles a todos, ser un poco precavidos, no necesariamente juiciosos, ni desconfiados, sino que mantengan como norma, no entregar dinero en manos de personas que no conocen. Las experiencias se pagan muy caras a veces; espero que este joven señor reconozca que su acción no fue sabia. Seamos prudentes y seamos precavidos.