Abril 17, 2023
Hace muchos años, cuando mi padre aún vivía, y era un hombre enérgico y joven, y yo vivía con ellos en su casa de habitación, recuerdo muy bien algunos detalles y experiencias importantes. Mi abuelo paterno había sido “general de cerro” enfilado en un partido político, y que peleaba por defender sus principios. Mi padre siguió la misma afiliación política de su papá, llegando a ser un dirigente activo del partido, y muy reconocido en la ciudad.
Recuerdo una vez que hubo un enfrentamiento armado, mi papá estuvo escondido por varios días en el techo de nuestra casa, donde le llevaban los alimentos. Posteriormente vi cómo él sacaba medicamentos de nuestra Farmacia, para apoyar la causa y la necesidad del momento.
Interesantemente, mi madre provenía de una familia cuyo color político era contrario al de mi padre. Nunca los escuché discutir por ese tema, sino que al final, mi mamá parecía apoyar a mi papá. Sin embargo, debido al liderazgo de mi madre en la comunidad y la ciudad, varios candidatos a Presidentes o bien los dirigentes de sus respectivos partidos, como el PINU y la Democracia Cristiana llegaron a buscarla para ofrecerle importantes posiciones dentro del partido y del gobierno municipal o del país.
Mi mamá fue invitada en ese tiempo, a Venezuela, donde recibió capacitación impartida por Rafael Antonio Caldera Rodríguez (24 de enero de 1916 - 24 de diciembre de 2009), quien fue un jurista, educador, académico, estadista y político venezolano. Fue líder e ideólogo de la Democracia Cristiana, perteneciente a la «segunda gran generación» de esta corriente a nivel mundial. Fue el principal impulsor y firmante del Pacto de Puntofijo que dio inicio a la experiencia democrática en 1958. Fue presidente de la República en 1969-1974 y 1994-1999, ha sido el segundo civil que por más tiempo ha gobernado en Venezuela.
Interesantemente, ni mis hermanos ni yo, hemos seguido una carrera política, sin embargo, no puedo negar la gran responsabilidad que siento, como la sentía mi madre, de promover y provocar cambios profundos en mi país. Mi Señor Jesucristo me salvó en 1984, desde entonces hay una carga fuerte en mi corazón, por aportar luz donde hay oscuridad, llevar vida donde hay muerte, producir orden donde hay caos. Mi llamado no es la política, ni lo empresarial, ni las artes, pero vivo para impulsar a aquellos que si fueron llamados a desarrollarse en esos campos. Mientras gobierno desde arriba, que otros gobiernen en la tierra, pero todos somos necesarios para lograr el propósito de Dios para el planeta tierra.