Al principio de la semana tuvimos en nuestro Ministerio en La Lima, la visita muy especial de cinco Embajadores del Reino de Dios desde Costa Rica; habíamos orado y pedido a Dios durante mucho tiempo que trajera a estos siervos tan especiales, para que bendijeran nuestra ciudad y al pueblo que se reuniría en esta santa convocatoria. Previo a la celebración del evento, estuvimos reunidos por muchas horas, durante varios días, adorando a Dios y propiciando un ambiente que atrajera Su presencia, en preparación para tan magno acontecimiento.
Recién habían llegado estos ministros, y mientras íbamos en el carro, estábamos conversando acerca de todo; de pronto yo dije que, nuestra ciudad La Lima era un lugar muy importante, con una ubicación estratégica muy especial, que yo podía percibir como muchos inversionistas iban a comenzar a poner sus ojos en la ciudad y así por el estilo.
Entonces la mujer de Dios que iba a mi lado, se volteó y me dijo en tono de interrogación ¿Será por causa de La Lima o por el ministerio que está en La Lima? Me quedé con la boca un poco entreabierta para responder, porque era evidente que la respuesta era “Es por causa de que un ministerio que adora a Dios está ubicado allí”.
Espero que esto no suene pretencioso, pero estoy más que convencida de que cuando un hombre (varón o mujer) de Dios vive una vida de adoración, la gloria de Dios es atraída a ese lugar, como si fuera un altar, de hecho lo es. Pueden imaginarse lo que ocurre cuando son muchas personas las que viven este estilo de vida.
Mi querido lector, si tú deseas que tu ciudad cambie, que se termine la violencia, que cese la prostitución, el homosexualismo y el tráfico y consumo de drogas, que ya no haya adulterio ni fornicación y que termine el alcoholismo y la corrupción; la receta es una sola:
Vive para adorar a Dios y asóciate con otros que hagan lo mismo. Será tan fuerte la luz sobre tu ciudad, que las tinieblas del pecado, no podrán permanecer.
Si tú recibes convicción en este momento de lo que te digo, entonces para ti, si Hay Una Esperanza; comienza hoy mismo a levantar tu altar de adoración en tu vida diaria, desde que te levantas hasta que te acuestas y tu entorno cambiará.
