Hace unos días fuimos de paseo con personas de diferentes nacionalidades, conversábamos con un matrimonio español, ellos nos comentaban acerca de la obra que están haciendo en el lugar donde viven, Tarragona; nos compartían acerca del proyecto de establecer un “rastro”, seguimos la conversación creyendo que se trataba de un lugar donde se sacrifican animales para vender la carne. Después de un rato nos percatamos de que estábamos hablando de cosas diferentes, ellos llaman rastro a un lugar donde venden artículos nuevos y usados, en un tipo de galera. Nos reímos mucho al darnos cuenta que hablábamos de cosas diferentes.
Lo que quiero comentarle mi querido lector es que no importa si hablamos diferentes lenguas o si tenemos diferentes modismos, el lenguaje del amor es universal, podemos amarnos, recibirnos, aceptarnos, abrazarnos y expresarnos el inmenso amor de Dios; esto rompe toda barrera geográfica y lingüística.
Este día yo quiero decirte que si tú no haces acepción de personas, sino que te dejas guiar por el Espíritu Santo, para ti Hay Una Esperanza. Pero si tú eres de los que hasta ahora ha pensado que sólo te puedes relacionar y entender con los que ya conoces, con los que nacieron en tu pueblo y demás, para ti también Hay Una Esperanza. A través del Señor Jesucristo tú puedes entrar en la dimensión del Gran Rey, donde hay un solo reino y un solo Rey, donde se habla un solo idioma, el lenguaje del amor.