Una de las características fundamentales de nuestro Dios, es que Él conoce el final desde el principio. Dios tiene visión de todo lo que Él mismo va a realizar, a crear, a edificar. De igual manera, el Señor nos insta en Su Palabra, para que nos sentemos a calcular los costos de una construcción, antes de iniciarla.
Sin embargo, una deficiencia nuestra como seres humanos, o más bien como habitantes de este sector del planeta tierra, es que normalmente no nos gusta planificar, no nos preparamos de antemano, sino que “en el camino arreglamos las cargas”.
Las amas de casa por lo general, salen corriendo a la trucha a buscar azúcar, o huevos, o lo que se les terminó en el momento. Aunque algunas personas están cambiando su manera de organizarse y hacer las cosas, todavía estamos luchando contra el sistema.
Por ejemplo, los colegios convocan a sus alumnos para practicar en la ejecución de los instrumentos musicales que conforman la banda, dos semanas antes de la fecha del desfile. Los preparativos para la celebración del Día de la Biblia, los comienzan una semana antes de la fecha. Los contadores preparan la declaración del impuesto sobre la renta, unos días antes del día límite para presentarlo. Todo esto ocurre una y otra vez, aunque todos sepamos que cada año vamos a encontrarnos con lo mismo.
Mi querido lector, tú puedes comenzar a marcar la diferencia; tú podrías si te lo propones hoy, iniciar un cambio en tu entorno; piensa de antemano, sé previsor y prepara los eventos y las actividades, con tiempo suficiente, no hagas las cosas a quemarropa.
Te aseguro que si comienzas a pensar así, para ti Hay Una Esperanza; lo primero que necesitas es entregar tu mente y tu corazón a Jesús y declarar la mente de Cristo, para que funciones como Él lo hizo y lo hace siempre. Te felicito y te bendigo por tu decisión.
