TEMAS DE OPINIÓN

¿Acusamos, Juzgamos, y Condenamos?

Octubre 15, 2007


Quiero comentarles un caso de la vida real. Una joven universitaria, muy honesta y honrada, fue comisionada por su maestra y un grupo de compañeros, para realizar compras y contrataciones de trabajos para remozar unas aulas de su universidad, lo cual es parte de su trabajo social, previo a graduarse. La joven diligentemente hizo todo lo que le asignaron, de manera que estaba lista para entregar las facturas, cuentas y el dinero vuelto, a la persona encargada de manejar las finanzas. Llevó todo en un sobre, el cual colocó dentro de su mochila de cuadernos, a la vista de sus compañeros de clase. Momentos más tarde, cuando ella iba a entregar cuentas, se encontró con que alguien había sustraído el sobre con todo, dinero y facturas que respaldaban los gastos. Era evidente que una de las personas del grupo lo hizo, todos sospechaban de la misma persona, inclusive el maestro; porque la persona sospechosa ha tenido un comportamiento anormal conocido por todos. Sin embargo, cuando esta joven me lo está relatando, me dice: “Yo no puedo acusar a esa persona, a mi no me consta, yo no la vi tomar el sobre, no la puedo acusar. Me dejó impresionada la madurez espiritual de esta joven, quien a pesar de haber sufrido esta decepción y agresión, no era capaz de acusar ni condenar. Esto fue de mucho ejemplo para mi vida. Es posible mi querido lector que tú te hayas encontrado en situaciones muy similares, me pregunto ¿Cuál fue tu actitud? Si tú actuaste como esta joven universitaria, para ti Hay Una Esperanza. Sin embargo, si tú acusaste, condenaste y demás, también para ti Hay Una Esperanza; sólo necesitas arrepentirte de haber juzgado, y pedirle al Señor que llene tu corazón para actuar como Él siempre actúa; Dios nunca te acusa ni te condena, sino que siempre te trae convicción para que tú decidas el resto.

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