Curiosamente en este mundo, todos quieren ganar y nadie quiere perder. En casa y en la escuela nos enseñan a que siempre debemos ser ganadores, obtener el primer lugar, ganar la mejor medalla, recibir el premio de vencedor o campeón.
Sin embargo, en Dios no es así, a veces es necesario parecer perdedor ante el mundo, pero si uno está en el lugar que Dios determinó, haciendo Su voluntad, seremos vencedores.
Por ejemplo Jonatán, el hijo de Saúl, de forma lógica él debería haber sido rey de Israel, después de su padre; sin embargo, el escogido de Dios era su mejor amigo, David. Jonatán hizo la voluntad de Dios, no fue primero, no fue rey, pero agradó a Dios.
Delante de los hombres, frente a los romanos y a los judíos no convertidos de su tiempo, Jesús fue humillado, exhibido, ultrajado, ridiculizado; pero para Dios y luego para toda la humanidad, Él fue un vencedor.
Querido lector: ¿Sabes en qué consiste ganar la carrera? Entonces Hay Una Esperanza; ganar la carrera estriba en estar donde Dios quiere, haciendo Su voluntad, allí seremos más que vencedores, aunque el mundo no lo piense así.
