Parece que nuestras ciudades cada día están más convulsionadas; se vive una vida a la carrera como en cualquiera de las ciudades cosmopolitas de otras naciones con mayor infraestructura y desarrollo.
Este día, mientras salíamos en nuestro carro de un centro comercial en la ciudad de San Pedro Sula, nos rebasó un microbús por la derecha, porque el conductor estaba muy a la carrera. Estas acciones pueden conducir a accidentes fatales, tan sólo por no tener paciencia o por tener mucha prisa, o por vivir en un estado constante de ansiedad.
Necesitamos aprender a vivir, disfrutando cada día de las bendiciones que Dios nos ha dejado con Su creación; debemos aprovechar al máximo las condiciones de vida que todavía están a nuestro alcance, en la bendecida nación en que vivimos.
Es importante que este día tú hagas un alto en el camino y te detengas a admirar el cielo, que puedas acariciar una flor en la vereda, o disfrutar el trinar de los pajarillos en la ventana. Que observes como caen las gotas de agua lluvia sobre los techos, o que escuches el llanto de un niño recién nacido, en brazos de su madre.
Mi querido lector, si hoy tú dices: realmente estoy viviendo demasiado aprisa, necesito un descanso; para ti Hay Una Esperanza. Sin embargo, muchos para descansar, toman un viaje de vacaciones a una ciudad más agitada todavía; a su regreso necesitan vacaciones para reposar del ajetreo.
Te invito este día a buscar el corazón de tu Padre Dios, el único que te puede dar reposo y paz completa, en medio de cualquier situación o circunstancia.
