TEMAS DE OPINIÓN

Experiencias Negativas

Diciembre 17, 2007


Mi querido lector, quiero seguirte comentando de ese personaje interesante que conocimos en un lugar de hospedaje, al pie de la colina en San José, Costa Rica; un hombre necesitado de amor, llamado Rodrigo. Nos decía Don Rodrigo: Si algo agradezco a mi padre es que nunca me dio nada. Luego con un deje de tristeza lejana comenzó a narrarnos un incidente de su tierna adolescencia… “Era yo un muchacho que vivía con su abuela; mi padre estaba casado de nuevo y su oficio era el de relojero. Me habían regalado un reloj, el cual se me arruinó y fui a buscar a mi padre para que me lo reparara. Papá revisó el reloj y me dijo: Le arruinaste el eje, habrá que cambiárselo y repararlo, te va a costar doce colones. Le dije, está bien, voy a volver para recogerlo. A la siguiente semana llegué con diez colones en la mano y le dije: Papá aquí vengo por mi reloj. Papá tomó los diez colones y me dijo: En efecto ya está reparado, pero cuando traiga los otros dos colones se lo voy a entregar”. Cuando este hombre de 77 años de edad nos relataba este incidente, yo podía percibir como todavía el corazón se le hacía pedazos. Aquel muchacho herido, usó esta experiencia para superarse, y al llegar a cierta madurez, ser un dador generoso, para asegurarse que a las personas con las que él se relacionaba, no les faltara lo esencial. Este hombre no sólo ha sido un excelente proveedor para sus hijos, sino que ha apoyado económicamente a muchas familias. Mi querido lector, si tú eres de los que usa las experiencias negativas de la vida para crecer y madurar, para ti Hay una Esperanza. Quiero invitarte este día, como lo hice con Don Rodrigo, a entregarle tu corazón totalmente a Dios, porque todas esas heridas del pasado, sólo el Señor Jesús las puede reparar; Él es un especialista en sanar los corazones quebrantados.

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