Desde inicios del 2007 teníamos previsto viajar a Guatemala en enero de este 2008, para participar de una celebración llamada “La Fiesta a Jesús”, la cual se realiza como primicias para Dios, cada vez en una nación diferente, según lo recibe el organizador.
Mi esposo y yo habíamos pensado viajar por tierra por la comodidad de tener un medio de transporte durante el evento, sin embargo, por razones de salud, consideramos que era más conveniente viajar por aire.
Consultamos con unos buenos amigos que también asistirían y que viajarían por tierra, para asegurarnos que ellos nos transportarían en nuestra estancia en Guatemala.
Resulta que una semana antes del viaje, estos amigos nos informaron que ellos también viajarían por avión. Naturalmente uno piensa, a ver como le vamos a hacer.
Llegamos a Guatemala y nos presentamos a la noche de apertura del evento, quiero compartirte mi querido lector lo que pasó, inmediatamente fue a saludarnos un pastor, quien estuvo en un evento nuestro el mes pasado; en esa ocasión lo recibimos, los hospedamos, lo atendimos; el pastor Armando nos dijo: Quiero tener el privilegio de atenderlos, de transportarlos, de servirlos.
Yo sólo puedo dar testimonio de la fidelidad de nuestro Dios, Quien está pendiente hasta del más mínimo detalle de Sus hijos. Quiero además que tú mi amigo veas la importancia de dar sin esperar nada, de sembrar para cosechar, aunque no lo hagas con esa idea o intención.
Quiero invitarte hoy para que medites en dos cosas importantes, una que tienes un Padre amoroso en los cielos que tiene todo el deseo de bendecirte en cada detalle de tu vida. La otra, que no te canses de hacer el bien, de bendecir a otros con tus acciones, porque todo lo que tú siembres, un día lo vas a cosechar.
Si en este momento estás meditando y decidiendo actuar de acuerdo a lo que te expongo, ciertamente para ti Hay Una Esperanza. Te bendigo y te invito a disfrutar de este hermoso regalo que Dios el Padre te da.
