El fin de semana pasado, partió con el Señor una anciana miembro de nuestra congregación; ella era madre y abuela de hijos espirituales nuestros, los cuales han estado con nosotros desde el inicio de la obra.
Esta preciosa mujer fue maestra de educación primaria de muchas personas en nuestra ciudad, enseñó a centenas de mujeres a tejer crochet; y varias de nosotros usamos gorros tejidos por ella, o lucimos en nuestras mesas delicados manteles, hechura de sus manos.
La partida de esta mujer ha sido ganancia en todo aspecto, en primer lugar porque la Biblia dice que es honrosa delante de Dios la muerte de los santos; luego, porque ella ya no sufre ni experimenta dolor ni tristeza, pues ya no está postrada en una cama, sino que su espíritu es libre para el Señor.
Además de todo esto, este acontecimiento sirvió para que dos de sus nietos, hermanos entre sí, quienes estaban peleados y no se dirigían la palabra, se pidieran perdón y se reconciliaran.
El gozo de los padres, al ver a sus dos hijos abrazarse, era suficiente para mitigar el dolor de la partida de la abuela. En momentos de dolor y al ver tan de cerca la muerte, los corazones se ponen sensibles y es más fuerte el deseo de estar en paz.
Mi querido lector, yo te insto a que no esperes situaciones de muerte para ponerte a cuentas con tus semejantes. Un año recién comenzó, es un buen tiempo para limar asperezas y limpiar relaciones; si tú consideras que debes hacer las paces con todos tus semejantes, comenzando por tus familiares, para ti “Hay Una Esperanza”.
No dejes pasar los días, hoy es el día agradable de reconciliación, hoy es el día de perdón, de gracia y amor. Si llevas ofrenda a Dios, pero tu hermano o tu prójimo tienen algo contra ti, debes dejar la ofrenda pendiente, mientras vas a reconciliarte con esa persona, para que Dios reciba tu ofrenda. Te bendigo por la decisión que has tomado, por amor a Su Nombre.
